Había un tiempo en el que todo en el sistema solar parecía funcionar con armonía. Las estrellas brillaban, los planetas seguían sus órbitas, y todo parecía en su lugar. Sin embargo, algo comenzó a cambiar, y el caos se apoderó del orden. Las peticiones, que antes se escuchaban con claridad, se convirtieron en quejas. Los planetas comenzaron a acusarse mutuamente, y la desconfianza se sembró en el ambiente. ¿Qué había pasado?
Todo comenzó cuando en un momento, se necesitaba que los planetas tuvieran más presencia solar. Querían aprovechar la energía del Sol de manera más efectiva y transformar su sistema. El gran líder Sol, pensó que era fácil, solo con que los planetas se reunieran sabrían que hacer, convencido de que todos compartían la misma visión, tomó la decisión de modificar el sistema solar.
Pero al poner en marcha el nuevo sistema, las cosas no salieron como se esperaba.
Mercurio, el más cercano Sol, era un planeta de métodos tradicionalistas. Creyó que todo estaba bien como se venía manejando y que las cosas debían seguir su curso natural y no se comprometió lo suficiente.
La Tierra, Solo confió únicamente en sus métodos, no asistió a las capacitaciones y se frustró al no ver resultados según sus parámetros. Su amor por la estabilidad la hizo ser menos flexible, pensando que su propia experiencia le daba la razón.
Neptuno y Urano, Se centraron únicamente en sus propias necesidades y no prestaron atención al bienestar común. Ahora que su lugar en el sistema solar estaba cambiando, no pudieron entregar lo que se requería de ellos para que el nuevo sistema funcionara bien.
Venus, aunque poseía una profunda capacidad de observación, se mostró demasiado pasivo, detectaba los problemas y veía las fallas, pero solo lanzaba alertas sin tomar acciones concretas para ofrecer soluciones. prefería no tener conversaciones incomodas ni tomar decisiones difíciles
Marte, el planeta de la acción, era egocentrista. Sentía que el resto era el que debía cambiar, no generaron propuestas ni escucha a las opiniones de otros, lo que ralentizó la implementación. Marte, con su carácter, pensaba que su forma de ver las cosas era la correcta.
Júpiter y Saturno, aunque grandes en tamaño y ambición, tenían una forma de trabajar que no favorecía la cooperación. trabajaron en conjunto ellos dos, pero no lograron encontrar la sinergia necesaria con el resto de los planetas, su planeación y estandarización era solo para sus procesos internos sin darse cuenta de que la falta de colaboración con el resto del sistema solo generaba más fricciones.
El gran líder Sol, brillante y lleno de energía, se vio atrapado en su propio optimismo. No vio el desajuste de expectativas, la falta de compromiso individual y la resistencia al cambio. Sin reconocer las diferencias entre los planetas y sus distintas personalidades, el sistema solar se sumió en el caos: las quejas dominaron el ambiente y los planetas sintieron que habían perdido el tiempo. ¿Qué hubieras hecho diferente?
«Los líderes no son los que tienen todas las respuestas, son los que crean un entorno donde las respuestas pueden encontrarse.» Simon Sinek.